Saturday, February 9, 2013

Contigo me siento viva, de una manera tan cruda y pura; sin adornos ni pretensiones. Me siento ebria de energía y optimismo, como si pisar tu suelo e inhalar tu aire me extrapolaran a un lugar donde no existe más que la vibración que hace la alegría en las cuerdas vocales al resonar la risa. Me siento viva, como la niña que corre al encuentro del pasto en el vestido nuevo de los domingos. Me siento más yo y un poco menos yo, la que habita en mis entrañas sin dejar de regodearse en la tristeza de hace unos meses.

Contigo me siento mujer y niña. Capaz de amar dulce, alegre, espontánea; con el corazón, como hacen todos los infantes en los brazos de su madre. Me siento capaz de contar tus pestañas y esconderme en tus brazos, inhalar tu perfume y dormirme en tus latidos, calientes en un pecho vestido. Contigo soy feliz, aunque no lo sepamos ni tú ni yo; tú por la serena ignorancia del inexperto y yo porque no eres lo único que así me hace. Pero sí lo primordial.

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