Thursday, December 15, 2011

Rosa.

Hoy pensó en cortarse, en rasgarse y sangrar. Pensó en las cicatrices, finas y pálidas, que marcarían el lugar semanas después. Pensó en cómo y dónde lo haría, con qué lo haría; pensó en el dolor, en el carmín del líquido que brotaría de su torrente sanguíneo, pensó en sus problemas, en el alivio. Por su mente pasaron el daño que había hecho, cuán dañada estaba, sus fracasos y las efímeras victorias que nadie recordaba. Pensó en su reporte de calificaciones, en las peleas en casa, en el chico del que está enamorada. Quiso ir un poco más allá, investigó, lloró un poco entre palabra y palabra y se dijo a sí misma que podría hacerlo. Que encontraría fortaleza en su cobardía.

Eventualmente buscó ayuda en oídos anónimos, confesó sus deseos, sus miedos, los placeres y los odios. Habló de sus desdichas y contempló llevarlo hasta el final. Hasta la última barrera. Contempló romperla, atravesarla; rasgarla como quería hacerlo consigo misma. Buscó la hojilla, buscó las píldoras, el seguro de la puerta estaba corrido y un buen disco sonaba en el reproductor. Nadie la oiría llorar. Gritar. Su corazón rugiría en silencio, ahogado por las pobremente elaboradas letras de una canción juvenil. Llevó el filo a su brazo y esperó…

No obtuvo el coraje, no reunió las fuerzas. Lloró. Su madre podría ver las toallas manchadas, podría descubrir las píldoras faltantes; podría verla a ella, inerte, después del frenesí del egoísta alivio. Lloraba ahora con fuerza. Y se miró a sí misma viéndolo a él, se oyó a sí misma hablándole a él, fueron sus palabras las impresas en sus ojos al leerse. Él le apoyó, le dio fuerzas con soluciones inútiles, le instó a hablarlo en casa. Cuando al fin levantó la cara, Rosa se forzó a sí misma a comprender que había hablado de un secreto guardado vorazmente, e, intranquila, se removió en su asiento al pensar que lo había hablado con él.

“No quiero que empieces otra vez” fueron sus últimas palabras. Luego la oscuridad le envolvió y Rosa cedió ante su toque aterciopelado.

Le había decepcionado.

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